Deep Work

Acabo de terminar de leer “Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World”, de Cal Newport. Es un libro del que ya he hablado antes y que, por cierto, tiene edición en español.

Es un libro corto, yo lo calificaría de ensayo; me ha gustado porque me ha dado qué pensar. Esto es lo que escribí sobre él en goodreads.

This is more like an essay than a full book. It is short and to the point. It makes the case for a focused, deep work based life and then his on to explain ways to be able to get into the habit of deep working. That is not easy.

I liked the book very much.

Como digo en mi comentario, primero expone la tesis de que el trabajo profundo es bueno y que en realidad muchos de los trabajos y actitudes actuales lejos de favorecerlo lo entorpecen. Se nos exige estar siempre disponibles, contestar a los correos electrónicos según nos llegan, etc. Y esa interrumpibilidad hace que se pierda el foco. Y las tareas realmente importantes requieren concentración, especialmente para todos aquellos que somos trabajadores del conocimiento, es decir que nuestro trabajo consiste mayoritariamente en pensar.

Pensar exige concentración y no estar interrumpido. La parte de la concentración hay que trabajarla. Hay que aprender a concentrarse y para ello lo mejor es hacer el hábito. Memorizar cosas es un ejercicio muy bueno que ayuda a la capacidad de concentración. Esto lo añado yo, cualquier práctica de deporte individual o tocar un instrumento musical también ayudan a la capacidad de concentración porque las dos son cosas que exigen disciplina. Esa disciplina hay que trasladarla al trabajo.

Y no tener distracciones ayuda. Hay que elegir a qué reuniones se va y a cuáles no se va (interrumpen la concentración) no contestar a los correos según entran. Aquí yo voy más allá y hago de la consulta del correo un acto consciente, no lo tengo abierto en segundo plano. Y también hay que no trabajar demás porque estar concentrado es algo que no se puede mantener por periodos largos de tiempo; más de cuatro horas al día es mucho.

Otro consejo que da es el de dejar las redes sociales y cualquier distracción en general. Dice que con cada herramienta que utilicemos hay que pensar realmente en qué nos aportan. Está claro que algo aportan pero hay que ver si lo que aportan es suficiente como para que compense el tiempo que dedicamos a ellas.Tras leer sobre esto yo he decidido autolimitarme e instalar aplicaciones en el teléfono que, paradójicamente, me impiden usarlo; lo mismo en el ordenador.

Y hay que medir y planificar. Medir siginifica tener un objetivo claro y llevar un registro de las métricas relacionadas con ese objetivo siendo más importantes los indicadores adelantados (si quiero adelgazar, medir el peso está bien, pero más importante es medir la cantidad de deporte que hago). Y planificar. Lo importante de un plan no es que se cumpla sino que se tenga. Parece un contrasentido pero no lo es. Dos pistas que hay en el libro son las siguientes:

La primera es respecto al cambio de contexto. Si estamos haciendo la tarea A y cuando no está acabada nos ponemos a hacer la tarea B, al volver a hacer la tarea A se pierde tiempo para volver a ella. Una técnica para mitigar esto es, antes de cambiar a la B, apuntar los siguientes pasos para resolver la tarea A. Eso deja el cerebro libre para otras cosas.

Y la segunda, que me recuerda a una cosa que decía Clayton Christensen, es planificar cómo trabajan los minutos del día para ti. Dicho de otro modo, que planifiquemos el día minuto a minuto (bloques de media hora). La idea no es cumplir ese plan sino tener un plan; incluso se puede (y se debe) cambiar mientras se está ejecutando. Pero simplemente el tenerlo ayuda.

Igual que ayuda el tener un ritual de terminar de trabajar. El mío consiste simplemente en apuntar las cosas que quiero hacer el día siguiente.